Al día siguiente de la visita de los
Saint-Claire a la propiedad de Dylan, Kendall se presentó en el Chateau, y después de una breve charla
con la tía de Sophie, ambos salieron al jardín. Kendall se sentía como un
escolar, a pesar de que ya era un hombre viudo. Pero había una diferencia
enorme entre su fallecida esposa, con la que se había casado por obligación, y
Sophie. A Sophie la amaba sin ninguna duda, el solo pensar en ella ya lo
emocionaba, apenas la veía su corazón
comenzaba a latir desbocado y en aquel preciso instante sus manos temblaron al
rodear su cintura. Era la primera vez que estaban a solas y aunque estaba
desesperado por tenerla en sus brazos y poder besarla, ahora sentía casi temor
de hacerlo.
Con suprema delicadeza acarició su
rostro como si fuese una fina figura de porcelana y muy despacio fue acortando
la distancia hasta rozar sus labios. Había soñado tanto con aquello que tenía
miedo de haberlo idealizado, pero la realidad del asunto era que superaba todas
sus expectativas. Sus labios eran dulces como la miel y tan suaves y cálidos
que su contacto despertó toda suerte de sensaciones en él. Kendall había besado
a una incontable cantidad de mujeres, pero con toda certeza ninguna despertó
nada ni remotamente parecido a lo que estaba sintiendo en aquel momento.
Era claro para él que nadie la había
besado nunca y se controló tanto como le fue posible para no asustarla, pero a
pesar de que había sido tan suave como fue capaz, sus instintos naturales
comenzaron a reclamar espacio y tuvo que echar mano de todo su autocontrol para
no perder el juicio.
Sophie por su parte sintió un vacío en
el estómago, a continuación tuvo la
sensación de que todo giraba a su alrededor y que su corazón en breve dejaría
de latir por efectos del agotamiento por la loca carrera que había emprendido.
Por un momento tuvo miedo de perder el sentido y se aferró a lo único que había
a mano… Kendall.
Finalmente Kendall se separó muy a su
pesar, pero si no lo hacía sin duda traspasaría la línea y no podría volver. Sin
embargo, no la soltó y si por él fuese no lo haría nunca.
-
Te
amo Sophie -- susurró y ella le sonrió, lo que no
contribuyó mucho a que se mantuviese firme
-
Yo
también te amo Kendall -- dijo ella feliz
-
Creo
que es mejor que volvamos a la casa mi amor, no puedo garantizar que siga
siendo un caballero si seguimos aquí --
Sophie enrojeció y Kendall se maldijo por su falta de delicadeza
Pero en el transcurso de los días
siguientes, se maldijo muchísimo más por haber aceptado esperar hasta la
primavera para contraer matrimonio, porque aquellos meses sin duda serían un
infierno.
Una semana después de la desafortunada
visita a Dylan, Sophie se encontraba en su habitación cuando entró su prima.
-
¿Ya
estás lista? -- preguntó aún antes de saludar
-
¿Lista?
-
¡Por
todos los cielos Sophie! -- exclamó Madeleine --
Tenemos cita con Madame Bonet
-- y Sophie abrió mucho los
ojos --
No puedo creer que lo olvidaras
Pero en realidad así había sido. Aquella
cita había generado una discusión entre las primas unos días antes. Madame
Bonet era la costurera más cotizada de París, y conseguir que aceptara hacerse
cargo de un ajuar era más difícil que obtener una audiencia con el Rey. Sin
embargo, el apellido Saint-Claire abría muchas puertas esa incluida, pero aún así no podían darse el lujo de faltar. El
motivo de la discusión había sido porque Sophie no veía razón para apresurarse
tanto con aquello, después de todo su boda no se efectuaría hasta la próxima
primavera y estaban apenas en otoño, pero Madeleine le explicó que no solo se
trataba de su traje de novia sino de todo su ajuar, que eso llevaba tiempo, y
más tratándose de aquella mujer. De modo que Sophie había terminado por acceder
pero igualmente lo había olvidado y ahora Madeleine la urgía a darse prisa.
-
¡Sophie! --
exclamó Madeleine mientras estaban frente al espejo y la ayudaba a
ajustarse el sombrero
-
¿Qué? --
preguntó la chica alarmada al escuchar el tono de su prima
-
¿Dónde
está tu cadena?
Sophie enrojeció violentamente al
recordar cómo la había arrancado de su cuello con rabia y se la había lanzado a
Dylan. Aun con mucha vergüenza, le refirió el asunto a su prima.
-
Sophie
tienes que recuperarla
-
Madeleine…
-
No,
no me importa cómo, pero debes hacerlo
-- la interrumpió ella
-
Pues no veo cómo
-
Pídesela
-
¿Estás
loca?
-
¿Has
olvidado lo que “es”?
-
No,
pero no puedo ir y pedírsela así nada más.
-
Sophie,
creo que no estás entendiendo
-
¿No
puedes simplemente hacer otra? Tengo muchas joyas y…
-
Sophie
no estamos hablando de un bonito adorno, y ciertamente no tienes idea de lo que
me costó hacer eso.
-
Lo
siento Madeleine pero...
-
Habla
con Lord Danworth, discúlpate, dile que fue… no sé un arranque de infantil
malcriadez, dile lo que quieras pero debes recuperarla
-
Tal
vez ni siquiera me escuche Madeleine, y después de todo no tendría por qué
regresármela, me la dio cuando “éramos”
amigos y es claro que ya no lo somos, y cuando lo hizo me dijo que eso era una vieja reliquia familiar, de
modo que pertenece a su familia desde hace muchos años, así que sigue siendo suyo --
dijo con abatimiento
Como debían marcharse suspendieron la
discusión, pero Madeleine no dejó de recordarle todos los días que debía
recuperar la cadena.
-
Madeleine
ya te he dicho que no puedo -- dijo casi un mes después --
¿Qué se supone que le diga? -- y
luego bajó la voz y susurró -- ¿Que somos brujas y la cadena tiene un
hechizo que me ayudara a sobrevivir? Lo menos que conseguiré es que piense que
estoy loca
Sin embargo, prometió a su prima pensar
en una forma para recuperarla, pero aquella noche durante la cena que ofreció
Phillipe para unos pocos amigos, Kendall estaba hablando con las chicas.
-
¿Como
sigue Lord Danworth? -- preguntó Madeleine y Kendall compuso cara de
preocupación lo que hizo que Sophie se tensara
-
Estaba
mejorando mucho pero tuvo que emprender un apresurado viaje -- y
miró a Sophie -- Recibió la noticia de que su padre está muy
enfermo, de modo que es poco probable que regrese pronto
Sophie sintió verdadero pesar, aunque en
realidad no conocía mucho al padre de Dylan suponía que él debía estar muy
abatido y cuando levantó la mirada su prima tenía cara de horror. Pero no fue
hasta mucho más tarde que pudieron hablar
-
Esto
está mal Sophie, muy mal
-
Claro
que lo está, Lord Danworth está muy enfermo y…
-
No
me refiero a eso, es decir, lo lamento por ese hombre pero ya escuchaste a
Kendall, Lord Danworth tardará en regresar y…
-
Vamos
Madeleine, deja eso de una vez
En vista de que nada se podía hacer por
el momento, en efecto Madeleine dejó de mencionar el asunto, pero no por eso
dejó de estar muy preocupada.
Dylan había llegado a Italia esperando
encontrarse a su padre en un terrible estado, porque la carta del señor
Agostino no era nada alentadora. Ciertamente Joseph estaba en cama y bastante
demacrado en opinión de Dylan, había perdido peso y tenía una tos seca. Sin
embargo, Joseph había bromeado con él después de haberlo reñido por lo de su
brazo. Al parecer los hombres de Joseph Danworth a pesar de estar al
incondicional servicio de su hijo también, seguían rindiéndole cuentas al padre
y habían informado con detalle a Joseph de lo ocurrido en la propiedad de
Armagnac.
-
Si
me lo preguntas, debiste dejarlo allí
-- dijo Joseph con disgusto
-
¡Habría
muerto padre!
-
Precisamente
-
No
soy un asesino
-
No
habría muerto por tu mano -- insistió Joseph
-
Dejarlo
morir allí habría equivalido a matarlo
-
Algo
que finalmente terminará por ocurrir con toda probabilidad
-
¿Supones
que no cumplirá su palabra?
-
Por
suponer puedo suponer mucho Dylan, pero ciñámonos a los hechos. Armagnac se
supone que es un caballero y los caballeros no faltan a la palabra empeñada, pero
tú y yo sabemos que no lo es y ya lo demostró. Por tanto cabe la posibilidad de
que intente algo en contra de la señorita Saint-Claire, en contra de tu amigo o
en contra de Phillipe Saint-Claire, como dije, eso es una posibilidad. Ahora lo
que sí es seguro, es que intentará cualquier cosa en tu contra en cuanto tenga
la oportunidad y lo hará por dos razones diferentes, primero porque lo
humillaste al quitársela de las manos, y la segunda y más grave aún, en lugar
de matarlo le salvaste la vida, y eso es algo que su orgullo no te va a
perdonar. Con ese gesto de humanidad solo creaste a tu peor enemigo hijo, y
tarde o temprano finalmente tendrás que matarlo o él te matará a ti.
Dylan podía no estar de acuerdo con su
padre en muchas cosas, pero nunca había dejado de escucharlo y gracias a ello
no solo había logrado conservar la vida, sino que había aprendido mucho acerca
de la conducta del ser humano. De modo que se prometió tener cuidado con aquel
individuo pero también consideró oportuno tomar ciertas precauciones para la
seguridad de sus amigos aparte de advertir tanto a Kendall como a Phillipe
Saint-Claire.
Lo último era del todo innecesario, ya
que Phillipe sustentaba la misma opinión de Joseph y había tomado las
precauciones del caso. No permitía que Sophie fuese sola a ningún lugar, aunque
había considerado innecesario decírselo a ella y su escolta la seguía a todas partes sin que ella lo notase, aunque sí
había puesto a Kendall al corriente. De modo que cuando le llegó la carta de
Dylan, él le escribió de vuelta interesándose por la salud de Lord Danworth y
tranquilizándolo en cuanto a lo otro.
Dylan ya llevaba tres meses en Italia y
su preocupación por su padre había aumentado de forma considerable, porque
Joseph lejos de mejorar parecía más consumido cada día y sufría de fiebres
altas con excesiva frecuencia. El mismo día de su llegada después de hablar con
su padre, se había ido derecho a hablar con el médico, éste le había informado
que Lord Danworth había pasado un muy mal invierno a causa de una afección
pulmonar, pero que al dejar la fría Inglaterra el cambio de clima parecía estar
obrando en beneficio de su salud. Sin embargo, al cabo de tres meses Dylan estaba
en total desacuerdo con el médico y decidió consultar a otro.
La realidad del asunto era que Joseph
Danworth estaba muriendo, solo que no había querido decírselo a su hijo. El
médico inglés le había diagnosticado Tuberculosis y le había recomendado
abandonar la isla si quería tener una oportunidad de recuperarse. Pero a pesar
de haberlo hecho, al parecer la enfermedad se encontraba en estado avanzado y
ya nada podía hacerse. De modo que cuando Dylan habló de traer a otro médico,
Joseph supo que había llegado el momento de hablar con su hijo, aparte de que
el que lo había estado atendiendo ya se lo había recomendado dado el precario
estado de su organismo.
Antes de que Dylan saliese le informaron
que su padre quería hablar con él, de modo que en cuanto terminó de desayunar
se fue derecho a la habitación de su padre. Su decisión de ir ese mismo día a
buscar a otro médico, obedecía a que la noche anterior Joseph la había pasado
muy mal con fiebre altísima y con una tos incesante. De manera que cuando Dylan
entró sintió dolor en el corazón al ver su estado general de agotamiento.
-
Puedo
volver más tarde padre, deberías descansar un poco
-
No,
pronto voy a descansar todo lo necesario
-- le dijo y Dylan sintió como si
lo hubiesen golpeado en pleno estómago.
-
Padre…
-
Sí
Dylan, no hay marcha atrás, de modo que debes prepararte para asumir tus
responsabilidades. Tendrás que volver a Inglaterra para tomar posesión de los
títulos y…
-
¡Al
demonio con todo eso! -- exclamó él
-- ¿Por qué no me habías dicho
nada? ¡Soy tu único hijo, maldita sea!
-
Es
necesario que conserves la calma Dylan, no es tan grave, todos debemos morir en
algún momento
Pero Dylan estaba muy lejos de estar
calmado, sentía como si algo muy afilado estuviese abriendo su pecho y no podía
detenerlo. Él prácticamente no había tenido una madre más que de forma nominal,
y aunque en sus primeros años de vida su relación con su padre había sido más
bien distante, a su modo siempre estuvo pendiente de él y cuando creció se
hicieron mucho más cercanos y habían desarrollado una verdadera relación
padre-hijo. De modo que aquello le dolía en grado extremo y ciertamente no
estaba preparado para pederlo.
En los días subsiguientes Dylan casi
enfermó también, no comía ni dormía suficiente y todos estaban muy preocupados,
al punto que el médico insistió en hacerle un chequeo temiendo que se hubiese
contagiado pero lo que tenía Dylan era simplemente una tristeza enorme. No
obstante, no dejaba de pasar el mayor tiempo posible con su padre. Su amigo
Luciano había desistido de intentar distraerlo y aunque le había dicho que lo
llamase si lo necesitaba y a diario enviaba a un sirviente a preguntar por la
salud del Duque, no había vuelto a la
Villa para no incomodarlo.
-
Dylan
debes volver a Inglaterra en cuanto yo…
-
Padre
por favor
-
Escúchame
y deja de interrumpirme cada vez que intento ponerte al corriente de lo que
debes hacer -- y el chico guardó silencio para no alterarlo --
Debes volver, y una vez que tomes posesión de los títulos y de tu
herencia, no te pido que te quedes al lado de tu madre, pero ocúpate de
asegurar su bienestar.
Aunque Dylan sintió una ira visceral en
contra de aquella mujer, porque en su opinión si tuviese aunque fuese algo de
consciencia debería estar allí al lado de su marido, se limitó a asentir.
Aquella terrible situación duró aun tres
meses más, hasta que una fría mañana de febrero, Joseph Danworth dejó
finalmente de respirar. En aquel momento Dylan sintió que su corazón se hacía
pedazos y todo el dolor que había estado sintiendo en los últimos ocho meses se
desbordó de forma incontenible por sus ojos. Dylan no recordaba cuándo había
sido la última vez que había llorado en su vida, pero ciertamente ese día lloró
por todo el tiempo y las veces que no lo había hecho. Por un breve lapso de
tiempo se sintió de nuevo un niño pequeño en esas terribles noches de tormenta
en las que no tenía los brazos de una madre que lo acunaran y le dijeran que
todo estaría bien, así como no los tenía ahora.
Pero finalmente la naturaleza se impuso,
Dylan asumió la muerte de su padre y se preparó para darle sepultura. Aunque no
estaban en su Inglaterra natal, el funeral estuvo igualmente concurrido, la
gran ausente fue Lady Danworth pero ciertamente él no la echó de menos, ya que no
podía extrañarse lo que nunca se había tenido. Una vez que la última palada de
tierra cayó sobre la tumba de su padre, Dylan se despidió de Luciano para
partir hacia Inglaterra, pero éste demostrando que era su amigo, decidió ir con
él.
Como aun no finalizaba el invierno,
Helen estaba en Living Hall, pero
Dylan había ido directamente a Londres a resolver todos los asuntos legales tal
y como le había ordenado su padre, y en cuanto todo estuvo resuelto allí partió
a su casa.
-
¡Dylan! --
exclamó Helen al verlo -- ¡Qué maravillosa sorpresa! ¿Te quedarás en
Inglaterra para la temporada social?
Dylan pensó que realmente aquella mujer
lo enfermaba. Llevaban años sin verse y ella lo único que se le ocurría
preguntar era una banalidad como aquella. Y en el caso de Luciano que sabía
todo lo que había que saber de aquella mujer, no pudo sentir más que repulsión
aunque logró disimularla con éxito.
-
No
madre, solo he venido a participarte que tu esposo falleció hace una semana, y
a informarte que puedes quedarte aquí o irte a la casa de Londres, como prefieras.
El señor Scott se encargará de tus cuentas y de que no te falte lo necesario.
Si necesitas cualquier cosa puedes acudir a él, y siempre que tu petición sea
razonable podrás contar con mi aprobación. Ahora con tu permiso voy darme un
baño y a descansar un rato
Helen había escuchado a su hijo pero
tardó un momento en asimilar todo lo que le había dicho, de entre lo más
destacable era que Joseph había muerto. No le sorprendió no sentir ni la más
mínima sombra de pena, pero ahora debía pensar en el futuro. Aun era joven y
hermosa, y estaba el asunto también del matrimonio de Dylan, ahora que Joseph
no estaba quizá se mostrase inclinado a escucharla.
Pero sin duda solo una mujer como Helen
podía plantearse semejante cosa y eso le quedó muy claro al día siguiente, ya
que esa noche Dylan no se dejó ver.
-
Buenos
días --
lo saludó en la mañana
Dylan se preguntó qué mal había hecho
para merecer su compañía a aquellas horas, por demás desusadas para ella, pero
estaba a punto de averiguarlo.
-
Dylan
supongo que estás consciente de que ya es tiempo de que contraigas matrimonio,
así que…
Pero Helen se detuvo muy de prisa,
porque por un momento creyó estar viendo a Joseph. Cosa muy lógica ya que su
hijo era la viva imagen de su padre.
-
Madre,
creí que mi padre te había dejado claro que ese era un tema que no era, no es y
nunca será de tu incumbencia -- dijo en tono frío
-
Dylan
soy tu madre
-
Algo
que has olvidado convenientemente todos estos años y sugiero que sigas así - y se
levantó
-
¿Dónde
vas?
-
Eso
tampoco te incumbe -- y marchó hacia la puerta
-
Dylan
no puedes… -- pero él se detuvo y giró la cabeza --
aunque no te guste sigues siendo mi hijo y…
-
Ciertamente
no me gusta pero eso no tiene remedio. Sin embargo, y aunque no tenía ningún
deseo de verte, estoy aquí a petición de mi padre, el hombre que no te
molestaste en ir a ver ni una sola vez a pesar de que sabías que estaba
muriendo, y cuyo deseo era que me ocupase de que no te faltase nada. Pero
espero que esta sea la última vez que nos veamos.
-
¡Dylan
no puedes…
-
No
intentes decirme lo que puedo o no puedo hacer, estás hablando con el nuevo
Duque de Livingstone y si no quieres que olvide mi promesa, te sugiero no hacer
nada estúpido. Y por cierto, si decides contraer nuevas nupcias ya que eres tan
afecta al matrimonio -- dijo en tono sarcástico --
asegúrate de que tu nueva “adquisición”
pueda ofrecerte la misma clase de vida a la que estás acostumbrada, porque si
lo haces perderás todos los privilegios que aun estoy dispuesto a concederte.
-
Dylan…
-
Adiós
madre
Dylan abandonó el comedor y la casa, y
esa sería como dijo, la última vez que vería a su madre.
Que lindos Sophie y Kendall ya se dieron su primer beso!!!!!
ResponderEliminarPobre Dylan perder a su padre, ahora hay que ver que pasa con él a partir hoy que es el nuevo Duque de Livingstone.
Besos
Buen día Erika...
Eliminar:-) pues sí, para ellos fue un momento muy especial...
:-/ para el pobre Dylan eso fue terrible, porque a pesar de q en un principio no había tenido las mejores relaciones con su padre, con el paso del tiempo eso había mejorado mucho y lo quería sinceramente :'(...
gracias Erika... nos vemos en el siguiente y te aviso que nos acercamos al final :-)... kisses...