La
temporada seguía su curso de manera normal, Kendall y Sophie se encontraban en
todas la reuniones a las que asistían pero esto no era en modo alguno producto
de la causalidad, sino que se lo debían a Phillipe que había utilizado su
considerable encanto y sus influencias para que los jóvenes caballeros ingleses
fuesen invitados a las mismas reuniones a las que asistían los Saint-Claire.
Pero mientras Kendall no faltaba a ninguna, Dylan con mucha frecuencia tenía
alguna excusa para no ir.
Sin
embargo, Kendall aún no había dado con el modo de encontrarse a solas con
Sophie y esas concurridas reuniones evitaban que pudiesen hablar tanto y como
él quería. Aun así, tuvo ocasión de contarle a retazos todo lo que había vivido
desde que se habían visto por última vez, incluidos los detalles de su
accidente y las muertes de su esposa y su hija. Sophie se sintió realmente conmovida cuando se
enteró que Kendall había llamado a su hija como ella. Al día siguiente de
enterarse de eso, tuvo una larga conversación con su prima.
-
¿Y bien?
-- preguntó la mayor --
Cuéntame qué está pasando con tu duque
-
No es mí
duque, Madeleine -- le reprochó Sophie
-
Vamos Sophie, es obvio que ese hombre
está enamorado de ti, solo me pregunto cuándo le pedirá tu mano a tío
Phillipe -- pero lejos de alegrarse, vio que su prima
comenzaba a llorar -- ¡Sophie!
¿Qué sucede?
Pero
Sophie no contestaba y seguía llorando con desconsuelo. Madeleine pensó en
muchas cosas, entre ellas que su prima hubiese descubierto que el Duque no era
el hombre que ella creía, o bien…
-
¡Oh por Dios, Sophie! -- le
dijo sacudiéndole los hombros -- Mírame
-- a duras penas Sophie levantó
la mirada -- ¿Acaso te has enamorado del otro?
Pero
la chica la miró con desconcierto, lo que en cierta forma tranquilizó a
Madeleine, porque la verdad encontraba difícil que aquello fuese posible y no
porque Dylan Danworth no fuese lo suficientemente atractivo, de hecho lo era y
en forma exagerada, hecho que lo probaba la cantidad de damas que lo acechaban
sin ninguna vergüenza, sino porque su prima y aquel sujeto parecían llevarse
muy mal, de modo que se reprochó el haber pensado aquello. Mientras ella
pensaba todo eso, Sophie había recuperado la calma.
-
¿Qué es lo que te pone tan triste? --
preguntó de nuevo -- Creí haber entendido que este caballero
contaba con tu aprobación. Y realmente estaba muy feliz por ti -- le
dijo --
¿Sabes cuántas mujeres tienen la oportunidad de conocer y enamorarse de
un hombre antes de ser obligadas a casarse?
-
No es eso Madeleine, lo que sucede es que
tengo miedo.
La
chica no sabía qué esperaba que le dijera su prima, pero ciertamente el miedo
no había sido una opción. De modo que la mente de Madeleine se puso de nuevo en
funcionamiento, solo que estaba enfocando la situación desde el punto de vista
equivocado. Madeleine supuso erróneamente que el temor de Sophie obedecía a que
no teniendo una madre que le orientase, tal vez la atemorizaba el no saber qué
esperar del matrimonio.
-
Sophie, el matrimonio no es…
-
Madeleine, no le temo al matrimonio, tengo
miedo por lo que nos dijo la abuela Sarah.
La luz
se hizo en el cerebro de Madeleine y pensó que su miedo estaba justificado,
pero ella estaba trabajando en aquello y esperaba tener prontos resultados. Sin
embargo, como aun no los tenía, decidió no darle falsas esperanza a su prima
pero tampoco podía permitir que renunciara tontamente a la felicidad o que se
diese por vencida antes de dar la pelea.
-
Sophie, no voy a cometer el error de no
creer en lo que nos dijo, porque yo soy la prueba de ello, pero vamos a
encontrar la solución, te lo prometo.
No
obstante, aun después de aquella conversación y de haberse enterado de que Lord
Arlingthon le había dado por nombre a su fallecida hija el de su prima,
Madeleine estuvo más que segura que el duque amaba a Sophie, el problema era
que ella le estaba enviando las señales equivocadas, porque de forma sutil pero
decidida, Sophie había comenzado a evitar a Kendall.
Para
quien tampoco estaba siendo la mejor de las temporadas era para el Duque de
Armagnac. Inicialmente y luego de haber visto la cercanía de Lord Danworth con
la familia Saint-Claire, se había dedicado a averiguar sobre aquel individuo.
El problema había consistido en que se había encontrado con un muro de silencio
infranqueable. Aquel sujeto parecía casi inexistente, se sabían generalidades
como que había nacido en Livingstone, que viajaba mucho y que era poco
sociable, pero no mucho más y en relación a lo último, era algo que había
podido comprobar el mismo Armagnac en un par de ocasiones en las que
coincidieron. De modo que sus esfuerzos en ese sentido fueron del todo
inútiles.
Pero
unas noches atrás, Jean Pierre había sufrido un ataque de ira y de no haber
sido por la oportuna intervención de su amigo André, aquello lo habría
conducido directamente a La Bastilla. En la reunión a la que había asistido,
estaba Sophie Saint-Claire pero apenas había llegado cuando fue acaparada por
otro maldito inglés. Jean Pierre se armó de paciencia, pero viendo que el
individuo no parecía tener intenciones de apartarse de ella, decidió acercarse
en cuanto terminó la danza, y para su desgracia escuchó a medias el dialogo que
fue lo que desató su furia.
-
Sophie
-- la detuvo Kendall sujetando su
brazo, primer asunto que enfureció a Jean Pierre -- ¿No
te gustaría volver a casa?
-
Estoy en casa Kendall
-
Sabes a lo que me refiero, ¿no extrañas
Inglaterra?
-
Tal vez en algunas ocasiones pero soy
francesa, de modo que…
-
Naciste en Francia pero creciste en
Inglaterra, de manera que no tendría nada de extraño que quisieras volver.
-
Quizá algún día vuelva de visita, papá
aún conserva sus propiedades allá.
-
Y no has considerado…
-
Buenas noches -- los
interrumpió una voz y por primera vez Sophie se alegró de ver a aquel
individuo -- señorita Saint-Claire -- la
saludó Jean Pierre
-
Milord
-- dijo ella y luego el duque
miró a Kendall, de modo que Sophie se vio en la necesidad de hacer las
presentaciones -- Lord Arlingthon, le presento al Duque de
Armagnac
Ambos
hombres se hicieron una ligera inclinación de cabeza, pero no hubo entre ellos
más protocolo social, al parecer les llevó solo unos pocos segundos declararse
mutuamente antagonistas.
-
Señorita Saint-Claire, ¿me haría el honor
de acompañarme en el próximo baile?
-
Lamento su posible decepción milord --
dijo Kendall antes de que Sophie tuviese oportunidad de decir nada -- pero
la señorita Saint-Claire ya tiene comprometido ese baile, y si nos disculpa el
Archiduque nos espera
Sophie
apenas alcanzó a hacer una apresurada reverencia y casi fue arrastrada por
Kendall. Jean Pierre reaccionó de la peor manera y apenas ellos dieron la
espalda se llevó la mano al interior de su chaqueta, pero para su buena fortuna
una mano detuvo el gesto.
-
No hagas estupideces Jean Pierre -- escuchó
la voz de André -- estamos en un salón lleno de gente y ese
individuo al que deseas cortar la garganta no es cualquiera, es Kendall
Arlingthon, futuro Duque de Darnley.
-
¡Suéltame!
-
No hagas un espectáculo, ya es
suficientemente lastimoso que todo Paris sepa que has perdido la cabeza por
esta señorita como para que ahora cometas la enorme necedad de matar a un
súbdito de Isabel I en suelo francés.
Mientras
le decía todo esto, lo empujaba hacia la terraza. Y más allá, Sophie detuvo a
Kendall antes de llegar a donde se encontraban Phillipe y Maurice.
-
Kendall ¿estás consciente de que acabas
de ser groseramente desagradable con el duque?
-
De lo que estoy consciente, es de que no
quiero que estés cerca de ese sujeto
-- dijo él en un tono que Sophie no
le había escuchado antes
-
¡Kendall!
Sophie
estaba verdaderamente asombrada, si se hubiese tratado de Dylan no le habría
extrañado, pero Kendall era un modelo de corrección social, de modo que aquel
comportamiento era completamente ajeno a él. Sin embargo, a partir de aquel
desafortunado incidente, en todas y cada una de las oportunidades en las que se
encontraron, Kendall y Jean Pierre se dedicaron a molestarse mutuamente, e
invariablemente cuando Kendall se encontraba en alguna reunión y el duque hacía
acto de presencia, Kendall perdía su alegre sonrisa y su humor desmejoraba de
forma notable.
Siendo
que Dylan se había mantenido lo más alejado posible de los Saint-Claire y solo
en raras ocasiones coincidían, en un principio no se enteró de nada, pero cuando
el asunto pasó a ser del dominio público, lógicamente se preocupó y decidió
plantear directamente el asunto, como era su costumbre.
-
Kendall
-- dijo durante el desayuno --
¿Piensas pedir en algún momento la mano de Sophie? --
Kendall lo miró con cierto desconcierto que definitivamente Dylan no
entendió, pero eso no evitó que continuase
-- Porque si es así, en tu lugar
me apresuraría, y si no lo es, entonces te sugiero dejar a Armagnac en paz si
no quieres terminar atravesado por su espada.
-
¿Qué sucede contigo? --
preguntó Kendall quien con solo escuchar el nombre de aquel individuo ya
se le amargaba el ánimo -- ¿Es necesario que menciones a ese desgraciado
cuando ni siquiera he tomado café?
-
La pregunta es ¿qué sucede contigo?
-
Nada, estaba perfectamente bien hasta
que…
-
No seas infantil Kendall --
dijo Dylan con fastidio -- Todo París sabe que Jean Pierre de Buoisson
perdió su orgullosa cabeza por Sophie Saint-Claire, del mismo modo que todos
saben que es un sujeto peligroso, del tipo que no lo piensa mucho para sacar a
punta de espada a los individuos que tienen la mala idea de molestarlo. Y hasta
donde sé, te has dedicado a hacerlo de forma tal que ya todos dicen que el
deporte favorito de Lord Arlingthon es despreciar el mejor brandy francés*
Pero para su sorpresa, el enfado parecía habérsele pasado a Kendall y
estaba riendo
-
Me alegra que te parezca graciosa la
posibilidad de perder tu estúpida cabeza
-
¿Por qué habría de perderla?
-
¿Cuánto tiempo crees que va a soportar el
ególatra Duque esto?
-
No lo sé y no me importa, por mí puede
irse al infierno
Dylan
lo miró y consideró varias opciones, o Kendall era un loco suicida, algo
bastante probable dada la forma en la que se estaba comportando, por lo que lo
mejor que podía hacer por él era golpearlo y meterlo en un barco rumbo a
Inglaterra; o bien no tenía cerebro, algo que estaba bastante seguro que no era así.
-
Suponiendo que él no te envíe a ti
primero -- le dijo mirándolo con atención --
¿Puedes decirme la razón por la que te comportas de este modo? Convengo
en que no es la persona más agradable del mundo y nadie podría estar menos
interesado que yo en su amistad, pero de ahí a ir neciamente a fastidiarlo solo
porque sí, hay mucha diferencia.
Sin
embargo, Kendall parecía decidido a guardar obstinado silencio. Pero si Kendall
era obstinado, Dylan lo era diez veces más, de modo que se dedicó a hostigarlo
durante todo ese día hasta que finalmente su amigo explotó.
-
¡Maldita sea, Dylan! ¡Déjame en paz! ¡Si tanto te preocupa ese desgraciado,
entonces ve y adviértele que deje a Sophie en paz!
En ese
momento Dylan se maldijo a sí mismo y pensó que era un soberano idiota por no
haberse dado cuenta de lo obvio.
-
¡Kendall Arlingthon, estás celoso! -- y
rió con malignidad -- Pues déjame decirte que eres el mayor de los
imbéciles, porque puedes resolver este asunto de forma rápida y la verdad eso
solo hace que me siga preguntando por qué demonios no has hablado con
Saint-Claire -- y aunque parecía bastante reacio, Kendall
terminó por claudicar
-
Iba a hacerlo, pero no estoy muy seguro
que a Sophie… le interese. Al principio
pensé que sí, pero últimamente… -- y dejó la frase inconclusa
-
Déjame ver si entendí, no has hablado con
Phillipe Saint-Claire porque Sophie no parece interesada en ti ¿es eso? -- y
él asintió -- ¿Y puedes decirme desde cuándo importa lo que
la dama en cuestión opine? Simplemente la pides, te casas y te largas a casa
con tu nueva esposa.
-
En este caso importa, e importa por
varias razones -- dijo Kendall
-- la primera porque no la quiero
de ese modo, yo… -- se detuvo al ver la mirada de incredulidad de
Dylan --
yo la amo Dylan, y Sophie no es la clase de mujer con la que puedes
estar si no te ama, esa es la segunda razón, y la última es que aunque pudiese prescindir
de lo anterior, Phillipe Saint-Claire nunca consentirá en un matrimonio que
ella no desee.
Después
de escucharlo, Dylan trató de superar la sorpresa y centrarse en el problema, y
como de costumbre, en su opinión las cosas había que atacarlas de frente.
-
Supongamos que entiendo todo lo
anterior -- le dijo después de un momento --
¿Por qué simplemente no vas y se lo preguntas?
-
No seas bestia, Dylan -- le
dijo --
No vas y le preguntas esa clase de cosas a una dama así nada más.
-
Bueno, tampoco es lo normal que cometas
la idiotez de enamorarte, así que una compensa la otra --
dijo en forma filosófica -- En cualquier caso, es mejor que tomes una
decisión o realmente Armagnac puede ponerse difícil
Y no
tenían idea en ese momento, de cuánta razón le asistía a Dylan y lo muy difícil
que podía resultar aquel individuo
Una
mañana llegó Madeleine muy agitada y Marie se asustó, porque aunque su hija
nunca había sido precisamente tranquila y parecía más hija de Phillipe que de
Maurice, aún Marie se mortificaba.
-
¿Todo está bien?
-
Sí madre
-- le dijo ella --
solo necesito hablar con Sophie.
-
Aún no ha bajado pero… -- su
hija ya iba hacia las escaleras antes de que ella concluyese
Entró
como un vendaval en la habitación y Sophie todavía se estaba vistiendo.
-
Déjanos solas por favor -- le
dijo a la doncella y Sophie la miró alarmada
-
¿Estás bien?
-
Escúchame, necesito que me des una joya
que… --
pero se detuvo al ver el colgante que su prima nunca se quitaba --
¡Eso es! -- exclamó
-
Madeleine no te…
-
Tengo la solución Sophie --
dijo ella emocionada -- pero necesito eso -- le
dijo señalando la joya y Sophie la miró con extrañeza
-
Vamos Sophie no he dormido en dos días,
date prisa, dámelo -- y como la chica no se movía y la miraba como
si hubiese perdido el juicio, se dio cuenta que debía aclarar --
Tengo al solución al problema del que nos habló la abuela Sarah,
encontré la forma de protegerte, pero necesito una joya que uses con frecuencia
y creo que esa -- y volvió a señalar el colgante -- es
la ideal porque nunca he visto que te la quites.
Y era
absolutamente cierto, desde que Dylan se la colocó aquel lejano día de su
partida, nunca había abandonado su cuello. De modo que se la quitó con cierta
reticencia.
-
No te preocupes te la devolveré mañana
-
¿Madeleine, estás segura de lo que haces?
-
¿No confías en mí?
-
Claro que sí, pero la abuela parecía muy
segura
-
Por supuesto que lo estaba, no estoy
diciendo que no tuviese razón, lo que hago es modificar un poco las cosas -- y
le guiñó un ojo
Aquel
día Sophie casi no abandonó su habitación y hacia el final de la tarde cuando
su padre fue a verla, por primera en los tres años que llevaban en Francia,
Sophie le dijo que no deseaba acompañarlo. Phillipe se preocupó y pensó que
podía estar enferma y habló de traer a un médico, pero ella le aseguró que solo
estaba algo indispuesta.
Y si
Phillipe se había preocupado, Kendall casi enferma de verdad cuando él le dijo
que Sophie estaba indispuesta. Dylan que últimamente procuraba acompañar a Kendall
a todas la reuniones en previsión de lo que pudiese suceder con el desdichado
Armagnac, miró a Phillipe con atención tratando de ver si ocultaba algo, ya que
él también se había preocupado mucho al escuchar que Sophie no se sentía bien,
pero no logró satisfacer su curiosidad.
A Jean
Pierre tampoco le sentó nada bien la ausencia de Sophie, aunque en su caso la
motivación era otra. Sin embargo, le alegró mucho que el estúpido inglés
pareciese enfermo.
A la
mañana siguiente, Madeleine tal y como había prometido le llevó su colgante de
nuevo.
-
Como te dije, aquí está -- le
dijo entregándoselo -- Ahora estarás protegida
-
¿Me puedes decir qué hiciste?
-
Basándonos en lo que la abuela Sarah
dijo, deduje que uno de los hombres que te ame intentará matarte.
-
Bueno, no dijo exactamente eso
-
No, pero si interpretamos correctamente
lo que dijo, ya sabes -- y repitió
-- “Un oscuro porvenir de odio, rencor, celos, venganza y muerte, unas
manos manchadas con tu sangre”, creo que es fácil deducir eso. Y no me
digas que no, porque eso es a lo que temes y la razón por la que tienes la
pobre Lord Arlingthon al borde de la locura.
-
¡Madeleine! --
pero su prima se limitó a reír
-
Pero bueno, el asunto es que ahora
estarás protegida, si temías que él pudiese matarte, no podrá
Aunque
Sophie no estaba muy convencida de aquello le dio las gracias a su prima, pero
aquel día no estaba destinado a terminar bien. Sophie se encontraba en el
jardín cuando se acercó uno de los sirvientes y le entregó un sobre. Era una
nota de Kendall diciéndole que esperaba que se sintiese mejor y que le hiciera
saber si podía hacer algo por ella. Sophie sonrió y pensó que su prima tenía
razón, pero al mismo tiempo, otro recuerdo menos agradable invadió su mente y
estaba relacionado con Dylan. En la última conversación que habían mantenido,
él se había mostrado críptico y desagradable.
-
Dígame
algo señorita Saint-Claire -- le dijo mientras ellas no podía
escapar, ya que estaban sentados juntos
-- ¿Le parece divertido robar los corazones y la tranquilidad de los
caballeros y conducirlos casi a la locura, para luego dejarlos de lado?
Sophie
se había indignado tanto, que estuvo a punto de golpearlo como cuando eran
niños, pero luego se recordó a sí misma que era Dylan y que de él se podía
esperar eso y mucho más. Sin embargo, ese comentario sumado a los que había
venido haciéndole Madeleine, la llevaron a pensar que era posible que tuviesen
razón y había llegado la hora de dejar el miedo y tomar una decisión.
Con el
propósito de cambiar su actitud hacia Kendall, comenzó a caminar hacia la casa,
pero en ese momento sintió que alguien la sujetaba y su mundo se apagó.
·
El
Armagnac: es un brandy producto de la destilación del vino
blanco, y debe su nombre a la región donde se produce, ubicada al sudoeste de
Francia