Phillipe
poseía muchos y muy poderosos contactos en las altas esferas de poder, y a
pesar de no ser francés Dylan también, pero aparte de eso y fiel a las
enseñanzas de su padre, Dylan se había procurado además muy útiles contactos en
los bajos fondos, de modo que cuando recibió la respuesta de lo que había
mandado a hacer a su sirviente, decidió que había llegado el momento de
recurrir a ellos, pero antes debía hablar con Phillipe Saint-Claire.
Después
que Phillipe había abandonado el Chateau de Lord Danworth había vuelto al suyo, pero
Sophie no había dado señales de vida. Estaban por salir de nuevo cuando el
mayordomo anunció que Lord Danworth y Lord Arlingthon solicitaban verlo. Los
hicieron pasar y aunque fue evidente para todos la angustia de Lord Arlingthon,
el que habló fue Lord Danworth.
-
Milord
-- dijo dirigiéndose a
Phillipe -- entiendo perfectamente su angustia y le
aseguro que la nuestra no es menor. Le ofrecí nuestra ayuda y vengo a
reiterársela. Sé que este es su país, pero si me permite hacer una sugerencia
tal vez podamos adelantar algo.
-
Lo escucho.
-
Lo que voy a decir, estoy consciente que
es una acusación grave en contra de un compatriota suyo, pero espero lo tome
con la intención que se lo digo y que no es otra que encontrar a la señorita
Saint-Claire -- dijo Dylan, y como no hubo comentario por
parte de Phillipe, continuó -- La pasada noche Lord Arlingthon sostuvo una
conversación en extremo alarmante con el Duque de Armagnac, donde sugería que
tendría a su hija de cualquier manera. Esto nos ha inducido a creer con muy
pocas dudas, que este caballero puede estar implicado en la desaparición de So…
de la señorita Saint-Claire -- se corrió en último minuto
No era
que Phillipe no hubiese pensado en ello, pero se le hacía sumamente difícil
pensar ya no digamos aceptar, que
alguien con la posición de Armagnac recurriese a aquel despreciable
comportamiento arriesgándose además como sin duda sabía que lo estaba haciendo,
a que él lo matase, porque si de algo estaba seguro, era que si Sophie estaba
con él no era por su propia voluntad. Sin embargo y sin saberlo, pensó como lo
estaba haciendo Armagnac. Llegó a la rápida conclusión de que el Duque no era
estúpido, si había hecho aquello no podía pretender que no se supiese, de modo
que su intención tenía que ser obligar a Sophie a aceptarlo como esposo, pero
si era así, primero mataba al desgraciado antes que entregarle a su hija a
semejante mal nacido.
-
¿Y qué propone? -- le
preguntó a Dylan
-
Aparte de lo que pueda estar usted
haciendo, pienso que alguien debería asistir a la reunión donde presumiblemente
debería estar Armagnac esta noche
-
¿Cómo?
-- preguntó Phillipe seguro de no
haber entendido
-
Milord, creo que es de vital importancia
establecer con la mayor premura si el duque continúa en París --
aclaró él
Phillipe
abrió mucho los ojos porque había entendido el punto de golpe, y la verdad era
que en su desesperación no había pensado en ello. No quería ni pensar en la
posibilidad de que Armagnac sacara a su hija de Francia, pero sin duda Danworth
tenía razón. Miró a Maurice que tenía una expresión muy parecida a la suya.
-
Necesitamos saber a la mayor brevedad
dónde…
-
Yo poseo esa información milord -- lo
interrumpió Dylan -- El duque se ha esforzado mucho en asistir a
las reuniones donde estaba razonablemente seguro que usted estaría, de modo que
hay dos posibilidades, el Chateau LeChamps,
o la velada musical en la casa de Madame Le Noir. Y creo que usted se
decantaría por LeChamps
Phillipe
miró con incredulidad y cierto respeto a aquel joven, ya que estaba demostrando
tener una inteligencia y un instinto muy desarrollados.
-
Tiene razón, pensábamos asistir a
LeChamps
-
Bien, entonces resta decidir ¿Quién lo
hará?
-
Yo mismo y…
-
Si me disculpa milord, lo veo desde todo
punto de vista inconveniente -- lo interrumpió Dylan -- No
es mi intención sugerir que usted no esté en su derecho de hacerlo, pero dadas
las condiciones emocionales en las que se encuentra, eso podría ocasionar un
enfrentamiento no deseado con este caballero y eso nos alejaría mucho de poder
encontrar a su hija. De modo que sugiero si no es muy inconveniente que sea el
señor Germain quien lo haga.
-
¿Jacques?
-- preguntó Phillipe mirando al
chico
-
Por supuesto -- contestó él -- iré
a cambiarme de traje y saldré para allá.
-
Nos encontraremos allá, y supongo que no
tengo que decirle que es importante que todo parezca normal -- le
dijo Dylan
-
Entiendo
-- dijo Jacques
-
Y para no dejar nada al azar --
continuó Dylan una vez que Jacques salió
-- sugiero que el señor
Saint-Claire asista a Le Noir -- dijo mirando a Maurice
-
Muy bien, así se hará -- y
Phillipe miró a Kendall -- ¿Usted irá a Le Noir? --
Kendall miró a Dylan y éste elevó una ceja
-
No señor, pero para poder explicar los
motivos por los que no puedo hacerlo, primero debo excusarme con usted --
Phillipe lo miró con extrañeza pero nada dijo a la espera de que él
concluyese -- Si no puedo ir es porque estoy en la misma
situación que usted, y con el perdón de las damas --
dijo mirando hacia Marie y Madeleine
-- si yo voy, es muy probable que
termine matando al muy bastardo cuando lo vea, porque yo… yo amo a su hija y
espero ser merecedor de su consentimiento para hacerla mi esposa, si ella me
acepta.
-
¡Oh por Dios! --
exclamó Marie mientras Madeleine intentaba ocultar su sonrisa, porque a
pesar de la terrible situación en la que estaban, aquello era algo que había
estado esperando y no era ella la única a juzgar por el comentario de Phillipe
-
Vaya hombre, tardaste tanto que pensé que
me había equivocado en todo el asunto, pero escogiste el peor momento para
esto --
le dijo -- Primero debemos hallarla y luego me ocuparé
de ti.
Sin
embargo, a Dylan no se le escapó que por
el repentino cambio en el tratamiento que le estaba dando Phillipe a su amigo,
había pocas dudas de que Kendall contaba con su aprobación.
-
Bien
-- dijo Dylan -- Si
me disculpan debo partir. Una vez que tengamos la información vendremos a
dársela.
-
De acuerdo, yo iré a hablar con algunas
personas que pudiesen ser útiles
-
Le sugiero tener cuidado milord, con lo
que dice y a quién se lo dice
-
Lo tendré, y le agradezco mucho lo que está haciendo Lord
Danworth
-
Agradézcamelo cuando la encontremos -- y
comenzaron a caminar hacia la puerta
-
Ya que estamos en las mismas condiciones,
espero puedas acompañarme -- le dijo a
Kendall y este asintió
Dylan
llegó al Chateau LeChamps antes que
Jacques. Después de saludar a los anfitriones se dedicó a pasear por el Salón
en busca de Armagnac pero no lo veía, por lo que empezó a preocuparse. Un rato
después, se encontró con Jacques.
-
No está aquí --
dijo el francés
-
No estaba
-- dijo Dylan mirando hacia la
puerta
Efectivamente
en aquel momento iba llegando Jean Pierre. Dylan y Jacques se separaron
ubicándose en distintos puntos para cubrir los posibles lugares a los que se
dirigiera el duque y poder escuchar su conversación. Dylan se acercó a un grupo
de damas que como de costumbre lo recibió con el mayor entusiasmo.
-
Mi querido Lord Danworth --
dijo una de ellas
-
Mi Lady
-- dijo él rozando los dedos de
la mujer con sus labios
Después
de unos minutos de conversación intrascendente, de la menos apreciada por Dylan
y que soportó solo en atención a los fines que perseguía, como de costumbre su
instinto estuvo acertado.
-
Jean Pierre --
dijo una de ellas, y por la familiaridad con la que lo trataba debía
tratarse de alguna vieja amiga de la familia
Luego
de los saludos y los exagerados e hipócritas halagos hechos por aquel
individuo, se dirigieron de nuevo a Dylan.
-
Jean Pierre, supongo que ya conoces a
Lord Danworth
-
Sí, ya hemos sido presentados -- y lo saludó con una ligerísima inclinación de
cabeza -- Lord Danworth
-
Milord
-- lo saludó Dylan a su vez
-
Veo que se ha apegado a nuestro país --
dijo Armagnac -- ¿Será nuestro clima o nuestras hermosas
damas?
-
Digamos que un poco de ambos.
-
Sin ofender, pero creo que Inglaterra es
un tierra demasiado fría
-
No ofende quien dice la verdad, y desde
luego en mi país no tenemos un clima tan benigno como el de ustedes, pero hay quienes
así lo prefieren
Las
mujeres, expertas en detectar tensiones, enseguida percibieron un posible
peligro. Todos en París sabían de la antipatía que sentía el duque por Lord
Arlingthon, del mismo modo que sabían que el sujeto que tenían al lado era su
mejor amigo y viajaban juntos. De modo que decidieron desviar la conversación.
-
Jean Pierre querido --
dijo la mujer que había hablado primero
-- No asististe a la velada
musical que ofrecí en mi casa hace dos noches, pensaré que ya no me cuentas entre
tus amigas
-
De ninguna manera, lo que sucede es que
no me he sentido bien últimamente y de hecho estoy por salir hacia mis
propiedades del sur
Una
señal de alarma se encendió en el cerebro de Dylan. Tal y como había pensado,
aquel desgraciado tenía que preparar el terreno para su desaparición temporal,
porque no era tan imbécil. De modo que esperaba que sus otras diligencias
dieran pronto resultado, porque debían moverse de prisa.
Phillipe
estaba desesperado, había pensado en
cualquier cantidad de posibles horrores y después de hablar con quién le
pareció más conveniente, él y Kendall se lanzaron a las calles de París en un
esfuerzo inútil de dar con Sophie.
Ya era
media noche cuando se reunieron de nuevo en el Chateau. Marie no había dejado de llorar desde que todo había
comenzado y Madeleine se esforzaba en mantenerla calmada. Los últimos en llegar
habían sido Jacques y Dylan, y por su expresión supieron que no lo habían
pasado nada bien y Phillipe sintió pánico.
-
La tiene
-- fue lo primero que dijo Dylan
al llegar
-
¡Maldito!
-- gritó Phillipe con ira
-
Pero aún está en París --
agregó Jacques
-
¡Gracias al cielo! --
exclamó Marie
-
Pero no será por mucho tiempo -- aclaró Dylan
-
¡Juro que voy a matarlo! --
gritó Kendall
Los
Saint-Claire habían pasado de una emoción a otra en el breve lapso de tiempo en
el que les fue dada la información, de la ira por saber que efectivamente la
tenía, al alivio de que aún estuviese en París, y de éste al terror ante la
perspectiva de que se la llevase donde no pudiesen encontrarla. Entre Dylan y
Jacques relataron todo lo que habían escuchado esa noche y las conclusiones a
las que habían llegado.
-
El muy desgraciado lo último que me dijo
fue que te diera sus saludos y que te
dijera que espera verte pronto -- concluyó Jacques
-
¡Yo también espero verlo pronto, pero
para enviarlo directo al infierno!
-- exclamó Phillipe con supremo
odio
-
Milord, es necesario que se calme --
dijo Dylan de manera educada pero firme
-- Tengo a dos hombres siguiendo
a Armagnac y me informaran de todos sus movimientos. De modo que debemos ser
pacientes, advertirlo ahora de que estamos al tanto, nos pondría en una difícil
situación y nos alejaría mucho de nuestro objetivo.
Maurice
estuvo de acuerdo con Dylan y entre todos intentaron calmar a Phillipe y a
Kendall, porque ambos lo que querían era ir a despedazar a Armagnac. Dylan y
Kendall se marcharon, y Dylan recomendó a Maurice y a Jacques vigilar a
Phillipe para que no hiciese ninguna tontería, y asegurándoles que él se
encargaría de Kendall.
Sophie
no tenía idea de cuánto tiempo había transcurrido desde que estaba allí, ya que
ignoraba cuánto había pasado desde que perdiese el conocimiento y despertara en
aquel lugar. Después de la marcha del duque le habían llevado una bandeja con
comida, una jarra con agua y una botella con algún licor. Sin embargo, ni comió
ni bebió nada. También le habían llevado mantas y un chal para que se abrigase,
porque a pesar de que aún no había empezado a refrescar en algún momento
comenzó a sentir frío, por lo que supuso que ya era de noche y tal vez la
construcción de madera hacía que se conservara poco el calor.
Habían
pasado muchas horas, aunque Sophie no sabía cuántas. Pensó en su padre y se le
oprimió el corazón, sin darse cuenta comenzó a llorar de nuevo. Recordar a
Kendall no le supuso ningún consuelo, sino que se sintió aún peor y se preguntó
qué estaría pensando él a esas alturas. Sintió un ruido y se tensó, la puerta
acababa de abrirse y el duque hacía su entrada de nuevo.
-
Mi querida señorita, espero que haya
podido descansar -- dijo mirando hacia el lecho de paja --
aunque lamento que no lo haya hecho de la manera más cómoda.
-
Si en verdad lo lamentase, ya me habría
devuelto a donde pertenezco.
-
Me informan que no ha querido comer --
dijo él destapando las charolas que estaban en la mesa -- eso
es perjudicial para su salud y espero que esté usted tan hermosa y sana como
siempre el día de nuestra boda.
-
Entiéndalo de una vez, eso es algo que no
sucederá
-
La que no lo ha entendido es usted mi
querida Sophie -- dijo acercándose y ella retrocedió de forma
automática -- Ninguna mujer quiere ver su reputación y por
consiguiente la de su familia manchada. De modo que accederá a nuestro
matrimonio porque sabe que es lo mejor.
-
Mi familia ha pasado por cosas mucho
peores
-
No me agrada hablar de cosas pasadas y
desagradables, pero si se está refiriendo al encomiable esfuerzo de su padre
para intentar mantener limpio el dudoso honor de su madre y que lamentablemente
terminó en su exilio, le concedo razón, fue algo terrible e injusto para su
padre, por lo que no creo que quiera hacerlo pasar por algo similar --
Sophie lo miraba con incredulidad
-- y sin duda será mucho peor,
porque cuando todo París se entere de nuestra fuga romántica, y no dude que se enterarán, su padre va a pasarlo
muy mal.
-
¡Es usted el hombre más miserable que he
conocido en mi vida! -- exclamó ella
-
Me juzga muy duramente y sin tener en
cuenta que todas mis acciones obedecen al amor que siento por usted. De modo
que piense un poco, acceda a nuestro matrimonio en forma pacífica y todo esto
terminará. La conduciré de inmediato al Castillo de Armagnac y luego de
asegurarme de su comodidad, iré a hablar con su padre. Una vez que acordemos la
fecha de la boda, la devolveré a su casa hasta el día de la misma.
-
Es usted ruin, cruel y miserable, y solo
accederé a casarme con usted el día que el infierno se congele -- dijo ella con ira
Las
facciones de Jean Pierre de ordinario hermosas, adquirieron un aspecto
aterrador al verse desfiguradas por la rabia. Aquella terca criatura había
convertido sus días en un infierno y aun ahora, después de declararle en los
términos más precisos su amor por ella, seguía despreciándolo. Esa
circunstancia era algo que las muchas generaciones de orgullosa sangre noble de
un Armagnac, no podía soportar.
-
Escúchame niña -- le
dijo aferrándola por un brazo -- Te he ofrecido mi amor, mi nombre y todo aquello
que por absurdo que fuese pudieses desear, pero te has dado el lujo de
despreciarlo. De modo que es hora de que te enteres que siempre obtengo lo que
deseo a cualquier precio. Ya que te niegas a ser mi esposa, entonces te
convertiré en mi amante y nadie podrá impedírmelo.
-
Tendrá que tomar por la fuerza lo que no
se ha ganado, pero se necesita ser muy poco hombre para una bajeza semejante
aunque sin duda usted está muy lejos de ser un hombre --
dijo con desprecio y Jean Pierre perdiendo toda perspectiva la abofeteó con furia
-
¡Algún día suplicarás por mi amor!
-
Sueñe señor duque, porque eso es algo que
no sucederá ¿cree que suplicaría por el amor de un miserable cuando he conocido
el de un hombre de verdad?
Jean
Pierre abrió los ojos de forma desmesurada y en aquel momento la rabia, el
deseo y los celos hicieron violenta
explosión haciendo aparecer un peligroso rasgo de familia. Se apoderó de él tal
locura, que sujetó a Sophie y desgarró el frente de su vestido. Sophie había
tomado una decisión, prefería morir a permitir que aquel hombre mancillara su
cuerpo. Se debatió entre sus brazos y en el proceso chocaron contra la mesa y
el candelabro cayó al piso haciendo que la hierba seca que cubría el piso
ardiese con rapidez.
Sin
embargo, Jean Pierre estaba fuera de sí y no prestó atención, de modo que
Sophie como pudo metió la mano en el bolsillo de su vestido y aferró la daga
que le había dado su padre y que siempre llevaba consigo. Movió su pierna y
clavó el pequeño tacón de su zapato en el pie de Jean Pierre, sabía que aquello
no iba a causarle mayor daño, pero haría que aflojara su brazo el tiempo
suficiente para ella mover el suyo. Con lo que no contó fue con la ira de este
sujeto que al sentir el dolor, ciertamente aflojó su brazo pero volvió a
abofetearla con saña.
La
intención de Sophie era quitarse la vida, pero después de la bofetada y
encontrándose ya de por sí débil, sintió que todo giraba a su alrededor, y al
ver que Jean Pierre iba a sujetarla de nuevo, movió la mano con tanta rapidez
como le fue posible.
-
¡NO!
-- gritó Jean Pierre y fue lo
último que Sophie escuchó antes de perder el sentido.
No pude comentar antes. Odio al Duque de Armagnac.....
ResponderEliminarComo es posible que nos dejes así!!!!! Tenemos que saber que va a pasar con Sophie.
A espera el siguiente
Buen día Erika...
Eliminarjajajaja, sí me lo imagino, después de todo ha hecho méritos para ganarse la antipatía de todos...
jajajajaja, suponiendo q sigas siendo mi lectora, pronto notarás q tengo una vena maligna, porque suelo dejar algunos capítulos así, jajajajajaja...
gracias Erika... nos vemos en el siguiente :-)... kisses...
Pero como se te ocurre dejarnos asi?!?!
ResponderEliminarSin saber si le paso algo a Sophie, ps q se cree el duque ese? No conformo lo q dijo la abuela q 3 se pelearan su amor ahora este viene y se la rapta con todo y todo.
No sin mencionar tambien q me dejaste intrigada con la prueba de los chicos (Mael, Sam, Gail, Aderyn, Danny y Di)
Es tu intencion q nos comamos las uñas hasta esperar el siguiente capitulo????? Jajajaa saludos xoxox
Buen día Keila, rato sin saber de ti :-)...
Eliminarjajajaja, bueno como acabo de decirle a Erika, tengo esa mala costumbre, jeje...
si prestaron atención, en uno o dos capítulos anteriores, mencioné que este sujeto tenía cierto rasgo de locura, de modo que si bien es cierto que tiene la crianza de un caballero, esta particular condición lo hace "algo" diferente :-/...
jajajajajaj, afortunadamente para ti ya está actualizada esa historia también, aunque no sé si vayas a agradecérmelo mucho, jeje...
jajajajaja, buen como lamentablemente no tengo medios de fortuna, no puedo hacerme responsable por la manicura que necesitarás a continuación especialmente en lo tocante a la otra historia, jajajajajaja...
gracias Keila, nos leemos en el siguiente... kisses...